jueves, 25 de enero de 2007

Curiosidades sobre los Diablos Danzantes


Caracas, 21 Jun 2005. ABN (Joaquín Pereira).- Dos días y una octavita en San Francisco de Yare no son suficientes para conocer todos los detalles que existen alrededor de unos diablos que están danzando desde hace casi trescientos años.


Se nota cuando una tradición se está perdiendo cuando las personas que las ejecutan parecieran ser actores de una obra de teatro. Esto no ocurre con los “diablos” que bailan en la festividad católica del Corpus Christi, en la población de San Francisco de Yare del estado Miranda.
Vestirse de rojo, coserse las cruces de palma bendita en la ropa, colocarse los rosarios y ponerse la máscara, es tan natural entre los promeseros de la Cofradía de Los Diablos Danzantes de Yare, como para un ejecutivo ponerse la corbata para ir a la oficina.
Los diablos ofrecen sus danzas como promesa luego de haber sido sanados por el Santísimo Sacramento; algunos lo harán por toda su vida. No importa cuan lejos se hayan mudado, regresarán cada año al pueblo donde han dejado sus raíces sembradas de forma muy profunda.
“Más que una tradición es parte de mi vida”, confiesa la promesera Yaneiri Rengifo.
¿Cómo mostrar con palabras la intensidad de la fe de un pueblo?¿Cómo explicar la amabilidad de una población que recibe a los visitantes como si fueran de su familia?¿Cómo describir el intenso calor que se vive en San Francisco de Yare?
Sólo podemos mostrar detalles de una curiosa festividad venezolana e invitar al lector para que alguna vez comparta las danzas de unos promeseros vestidos de diablo. Seguramente el calor del ambiente le ayudara a purgar las malas energías, y la llovizna que siempre cae en Corpus Chsristi será como un baño de agua bendita para su alma.
La caja
La música que siguen los Diablos Danzantes proviene de dos instrumentos musicales: el tambor de origen africano y la maraca de origen indígena. El tambor es el llamado granadero, y al patrón monorrítmico que produce se le llama “caja”.
El origen de este nombre nos lo comentó el músico y promesero de de San Francisco de Yare, Francisco Hernández. “En una ocasión nos reunimos varios músicos del pueblo con el fin de buscarle una denominación al sonido que siguen los diablos danzantes, y decidimos llamar al ritmo “caja”, como también se le llama al tambor usado por la cofradía”, explicó.
Promeseras sin máscara y con poco baile
Sólo los hombres de pueden usar máscaras y bailar por las calles de San Francisco de Yare. Las mujeres sólo pueden hacer sonar una maraca durante el recorrido del Santísimo por el pueblo. Niñas, jóvenes, adultas, y hasta embarazadas, soportan el calor y la presión de un pueblo que se vuelca a las calles durante las festividades.
En algunas ocasiones el capataz de los diablos les permite a las mujeres bailar frente a los altares con alguna máscara prestada. Para Josefina Flores, capataz de las promeseras, ésta diferencia es de lo más natural, y se escandaliza con sólo pensar en la idea de ver a las mujeres bailando como los hombres.
“¡Ay no! Un poco de mujeres bailando como los hombres luce muy feo. Ese montón de mujeres alborotadas… ¡Ay no! ¡Sería un bochinche!”, expresó Josefina.
Con Orula en el cuello y una contra en el bolsillo
El sincretismo cultural es lo más común en San Francisco de Yare, siendo su propio nombre la combinación de un santo y un indio. Esta característica está presente en cada uno de sus pobladores, que aunque en su mayoría son católicos y le rinden promesa al Santísimo Sacramento, también comparten otras creencias.
Es así como un joven promesero posee en su cuello un rosario, y un collar amarillo y verde en honor Orula, una de las divinidades de la Santería.
“Mi tío es santero. El me dijo que mi santo era Orula, el día en que me abrió los portales, que es como una especie de bautismo dentro de la santería”, afirmó con naturalidad el joven diablo danzante.
Al consultarle a Francisco Hernández, cultor de la tradición de los diablos danzantes, sobre la mezcla de creencias de algunos promeseros, nos comentó que esto puede ser una causal de expulsión de la Cofradía.
Aún así, encontramos también a otro promesero que llevaba en el bolsillo una bolsita a la que llama “contra”. “La contra es algo que tú mandas a hacer y a bendecir, para que te proteja con la fuerza de tu fe. Mi mamá me hizo la mía”, confesó.
De tercer arreador a Capataz
Los líderes de los Diablos Danzantes de Yare son escogidos de acuerdo a su trayectoria dentro de la Cofradía.
El primer capataz de los diablos, Pablo Ruben Azuaje, lleva 22 años ocupando ese puesto. “Yo soy el que dirige toda la danza. Además me encargo de nombrar a los nuevos promeseros, hacerles las entrevistas, y darle charlas”, explicó Azuaje.
Aunque los diablos van ascendiendo de nivel en nivel dentro de la jerarquía, con Pedro Azuaje ocurrió un hecho especial que lo llevó de ser segundo arreador a capataz. “Cuando murió el último primer capataz, el segundo en la jerarquía no quiso ocupar el cargo pues tiene un problema en las rodillas que le impide bailar por un tiempo prolongado. Es así como Azuaje pasa de ser arreador a capataz directamente”, explicó el cultor del pueblo Francisco Hernández.
La visión del visitante
La celebración del Corpus Christi en San Francisco de Yare atrae a muchas personas de Venezuela y del extranjero. Todos se quedan sorprendidos de cómo la comunidad participa, desde los más jóvenes hasta los más adultos.
Petra Coll, de origen ingles pero residente en Caracas desde hace unos años, dijo haber conocido a los diablos de Naiguata, pero opina que nadie le gana en colorido a los Diablos de Yare. Comentó además que aunque le llama la atención que las mujeres no bailen como los hombres, reconoce que toda la comunidad participa dentro de la festividad.
Justin Cox, turista norteamericano con dos meses en el país, dijo que lo que más le impresionó de esta festividad fueron el colorido de las máscaras y la participación de los niños. “En Estados Unidos no hay una tradición tan fuerte e interesante como ésta. Por las vestimentas que usan se me parecen a los San Fermines de España”, comentó.
Ricardo Guerrero, percusionista de la parroquia de La Pastora en Caracas, le impresiona el poderío cultural que se ha consolidado a través de los años en San Francisco de Yare; una tradición que mezcla lo mágico y los religioso.”Se ve como los diablos de Yare conservan el colorido y la fuerza de la lucha de los esclavos en la época colonia”, agregó.

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